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Grupo Savia ha obtenido la segunda certificación de la Comunidad Valenciana de una residencia “amigable para personas con demencia”. Su centro de Lliria se suma a la residencia Savia de Montán, en esta pionera acreditación concedida por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma).
La certificación residencia “amigable para personas con demencia” de Ceoma se basa en una adaptación de los espacios, el modelo asistencial y la formación de los trabajadores para crear diferentes entornos seguros y acogedores, orientados cada uno de ellos a las necesidades específicas de las personas en función de su grado de dependencia.
“Nuestro objetivo es que las personas con demencia puedan vivir en un entorno acogedor y comprensible, donde reciban una atención individualizada que les proporcione seguridad, les haga sentir en casa y contribuya a preservar sus capacidades el mayor tiempo posible. Además, trabajamos activamente para prevenir conductas disruptivas como la agitación, la apatía, la ansiedad o la agresividad, que afectan a su bienestar. Todo esto ha sido posible gracias al compromiso y la implicación de todo el equipo”, señala Teresa Simarro, directora de Savia Lliria.
En concreto destaca que se han retirado los psicofármacos en el centro, siendo meramente testimonial en casos aislados el uso de neurolépticos en personas con demencia. Gracias a las pautas del innovador programa de atención centrada en la persona, en Savia Lliria han reconducido todas las conductas disruptivas de los usuarios que padecen esta enfermedad sin recurrir al uso de medicación.
El modelo de atención de los centros amigables con las personas con demencia se estructura en cinco áreas clave que garantizan una atención integral. El buen trato es fundamental para preservar la dignidad de cada persona, evitando conductas infantilizadas y promoviendo un acompañamiento respetuoso por parte del personal auxiliar. La estimulación funcional, dirigida por el fisioterapeuta, combina ejercicios físicos y cognitivos que mantienen la movilidad mientras se trabajan aspectos emocionales a través de la historia de vida de cada persona usuaria.
La gestión de conductas disruptivas se realiza mediante protocolos específicos desarrollados por el equipo de psicología, que registran patrones de comportamiento —como horarios, duración de las crisis y contexto— para identificar las causas, ya sean cambios en la medicación, rutinas diarias o estímulos ambientales. Este seguimiento continuado permite adaptar los cuidados, evitar el uso de psicofármacos como sujeción química y por tanto mejorar la calidad de vida al actuar directamente evitando las causas que generan la conducta.
La gestión de los entornos no solo en la seguridad, sino también en aspectos como el control de sonido, la iluminación, los contrastes de colores y los circuitos de deambulación, entre otros. Se trata de generar espacios en los que la persona reciba estímulos que sea capaz de ver, reconocer y le generen bienestar, le estimulen cognitivamente o le relajen. Por último, conocer la historia de vida y el entorno familiar es otro de los pilares del proyecto. El equipo de animación sociocultural se encarga de recopilar esta información y trasladarla al resto de profesionales, de modo que se integre en todos los niveles de atención y cuidados.
El entorno residencial, por su parte, ha sido rediseñado para facilitar la orientación y seguridad: puertas contrastadas para identificar fácilmente espacios como baños, fotografías personalizadas en las habitaciones, vinilos que ayudan a reconocer zonas y otros elementos visuales y sensoriales, como aromas que evocan el hogar, creando un ambiente familiar y tranquilo.
La atención se adapta según el grado de deterioro cognitivo de las personas usuarias. Las personas con mayor deterioro pasan gran parte del tiempo en salas sensoriales, donde se elaboran mapas de vida que permiten organizar momentos de actividad y relajación personalizados. Los casos más complejos, que suelen presentar conductas como vagabundeo, se encuentran en zonas donde se fomentan actividades ocupacionales y domésticas, promoviendo la interacción y la conexión emocional.
Savia Residencias apuesta firmemente por este modelo de atención. Este año, centros como Savia La Nucia y Savia Xirivella iniciarán su proceso de acreditación, a los que seguirán Savia Manises, Savia Cheste, Savia El Puig y Savia Orihuela. El objetivo es que, en 2027, todos los centros de la red Savia sean espacios “especialmente amigables con las personas con demencia”. Para lograrlo, se están llevando a cabo reformas integrales que afectan a la distribución, colores, iluminación y mobiliario, diseñando tanto las nuevas instalaciones como adaptando las existentes a las necesidades de las personas usuarias, todo ello acompañado de un “desaprendizaje continuo” y de un cambio de mirada en la forma de cuidar por parte de los profesionales de estos centros.
Actualmente, cerca del 70% de las personas usuarias de Savia presentan algún tipo de demencia, lo que resalta la importancia de iniciativas centradas en transformar el modelo de atención residencial. “No solo estamos reformando nuestros centros actuales, sino que también estamos diseñando nuestros nuevos centros específicamente adaptados al perfil de las personas usuarias”, destaca Gerardo Cruz, director general de Savia. “Esta certificación refleja nuestro compromiso e interpretación propia de una atención verdaderamente centrada en la persona”, añade.
La certificación otorgada por CEOMA evalúa aspectos como accesibilidad, comunicación, prevención de riesgos y atención personalizada, a través de auditorías y un seguimiento continuo que garantiza la mejora sostenida en la calidad asistencial.