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El invierno representa un reto adicional para la salud bucodental de las personas mayores. Las bajas temperaturas, los cambios de rutina durante las fiestas y la tendencia a reducir la hidratación crean un contexto que favorece infecciones, inflamaciones y urgencias dentales en este colectivo vulnerable.
La sequedad ambiental y la caída de la temperatura reducen el flujo salival, una defensa natural frente a bacterias, hongos y otros patógenos. En mayores que toman medicación de forma crónica, este efecto se acentúa, aumentando el riesgo de caries, gingivitis, úlceras e infecciones fúngicas. “La hidratación y el cuidado diario son esenciales para prevenir complicaciones”, advierte Ane Rada, odontóloga de Sermade.
La calefacción en espacios interiores reseca aún más las mucosas, generando fragilidad en los tejidos orales. Pacientes con prótesis, implantes o encías retraídas presentan mayor riesgo de molestias que pueden evolucionar a urgencias si no se atienden a tiempo.
Durante las fiestas, los cambios de dieta —más dulces, alimentos pegajosos y bebidas azucaradas— y la relajación de las rutinas de higiene incrementan los problemas dentales. Muchos mayores no expresan el dolor directamente, confundiendo molestias con la edad o manifestándolo mediante cambios de conducta, irritabilidad o dificultad para masticar.
La prevención sigue siendo la herramienta más eficaz. Mantener hidratación, usar hidratantes orales recomendados y limitar bebidas azucaradas ayuda a proteger la boca y mantener la microbiota equilibrada. La higiene diaria, supervisión del cepillado, limpieza de prótesis y uso de colutorios adaptados son fundamentales.
Sermade recomienda moderar el consumo de turrones, caramelos y dulces pegajosos, realizar higiene posterior y revisar prótesis para detectar roces o fisuras. Programar una revisión dental antes de las fiestas permite anticiparse a lesiones e inflamaciones que podrían convertirse en urgencias. “Atender problemas en fase temprana evita que molestias leves se conviertan en infecciones dolorosas”, señala Rada.
El modelo de Sermade facilita atención en residencias, garantizando continuidad asistencial y seguimiento clínico especializado. Una boca sana impacta directamente en la nutrición, sueño, estado de ánimo y calidad de vida, especialmente en invierno, cuando la vulnerabilidad de los mayores aumenta.