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Luces cálidas, villancicos de fondo, aromas de canela y turrón… La llegada de la Navidad despierta los sentidos y también los recuerdos más antiguos. Para las personas con Alzheimer, estas fechas pueden resultar confusas y generar mayor estrés.
Sin embargo, este periodo también ofrece la oportunidad de activar recuerdos positivos y emociones profundas a través de la reminiscencia, una técnica neuropsicológica que estimula la memoria remota y supone una herramienta clave para mejorar el bienestar emocional y fortalecer el vínculo familiar.
La técnica se centra en activar los sentidos y los recuerdos mediante fotografías antiguas, canciones familiares, aromas de recetas navideñas o la participación en actividades como elaborar postales, montar el pesebre, preparar comidas tradicionales o decorar el árbol.
“La reminiscencia busca evocar recuerdos y sensaciones que permanecen en las personas incluso cuando otras capacidades cognitivas se deterioran”, explica Anna Gailhajanet, neuropsicóloga de Ace Alzheimer Center Barcelona. “Más que exactitud cronológica, el objetivo es activar emociones vinculadas a experiencias vitales y favorecer momentos de conexión”.
Desde Ace Alzheimer Center Barcelona quieren acompañar a las familias para transformar la Navidad en un espacio de recuerdos y emociones compartidas. Según la neuropsicóloga Anna Gailhajanet, la clave está en crear un ambiente tranquilo y seguro, evitando ruidos excesivos, música muy alta o interrupciones, y preparando un entorno iluminado con luz suave que transmita tiempo y dedicación exclusiva a la persona.
En este sentido, Ace Alzheimer Center Barcelona propone actividades que permitan a la persona participar activamente y despertar recuerdos significativos:
• Manualidades y decoración: elaborar postales, montar el pesebre con los niños o decorar el árbol y la mesa.
• Participación en la cocina: colaborar en la preparación de platos típicos, el relleno de la sopa de galets, la escudella o la disposición de la vajilla.
• Estimulación sensorial: reconocer aromas como canela, clavo, ramos de eucalipto, velas aromáticas o el olor de las comidas tradicionales.
• Música y recuerdos: escuchar o cantar villancicos, disfrutar viendo fotografías de la infancia, nevadas o de celebraciones de Reyes.
Durante estas actividades, la conversación se debe centrar en preguntas abiertas que inviten a la persona a evocar emociones y sensaciones, como: “¿Qué te transmite esta canción?”, “¿A qué te recuerda este olor o este plato?”, “¿Cómo eran las Navidades de tu infancia?”. Gailhajanet destaca que “incluso si se cometen errores de fechas o detalles, lo importante es disfrutar del momento y fortalecer la conexión emocional con la familia”.
Además, según los especialistas del centro, la práctica de la reminiscencia transciende el momento lúdico y tiene efectos positivos en la salud emocional y cognitiva de las personas con Alzheimer. Entre los principales beneficios destacan:
• Reducción de la ansiedad y el estrés, al ofrecer un entorno seguro y actividades conocidas que generan tranquilidad.
• Mejora del bienestar emocional y la autoestima, al permitir que la persona participe activamente y se sienta valorada.
• Fortalecimiento de los vínculos familiares, al generar momentos de conexión y compartir tiempo entre cuidadores y pacientes.
• Estimulación cognitiva, activando áreas cerebrales relacionadas con la memoria y la atención, lo que contribuye a mantener la función cognitiva durante más tiempo.