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La Secretaria de Estado de Derechos Sociales, María Rosa Martínez Rodríguez, y el Secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, han participado en el X Congreso Internacional Dependencia y Calidad de Vida para abordar la integración del sistema sanitario y el sistema de servicios sociales.
Un sistema de cuidados que ponga a las personas en el centro, que tenga en cuenta sus deseos y necesidades reales, y que les permita la mayor autonomía posible. Esa es la visión hacia la que camina el nuevo modelo de cuidados, en un contexto en el que, debido al envejecimiento de la población, en los próximos años, 14 millones de personas de la generación del baby boom necesitarán algún tipo de apoyo o cuidado.
Así lo han manifestado en el X Congreso Internacional Dependencia y Calidad de Vida la Secretaria de Estado de Derechos Sociales, María Rosa Martínez Rodríguez; y el Secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, en una sesión en la que se ha debatido sobre la integración sociosanitaria, y en la que también han participado Josep Maria Via i Redons, presidente del congreso; y Carles Campuzano, exconseller de Drets Socials y presidente de la Comissió de Salut del Parlament de Catalunya.
Durante su intervención en el Congreso de la Fundación Edad&Vida, los secretarios de Estado de Sanidad y de Derechos Sociales han coincidido en señalar la coordinación sociosanitaria como un elemento esencial del nuevo modelo de cuidados que avanza en España. “Si de verdad queremos un cuidado centrado en la persona, de base y comunitario, la coordinación sociosanitaria es fundamental, y así lo contemplamos en nuestro cambio de modelo”, han destacado.
Ambos representantes han coincidido también en que esta coordinación sociosanitaria está marcada por desafíos como la existencia de un solo Sistema Nacional de Salud gestionado por 17 comunidades autónomas, y 17 sistemas de servicios sociales autonómicos más dos ciudades autónomas.
“La diferencia de potencia de los dos sistemas es un reto a la hora de establecer el diálogo y de determinar hacia dónde reorientar el cuidado, que es uno, pero tiene dos dimensiones: la de la salud y la del bienestar”, han señalado.
Además, han explicado la necesidad de transversalizar los aspectos sociosanitarios en todas las políticas públicas, y de hacerlo “desde los valores que nos definen como sociedad”, partiendo de los principios de territorialidad y no fragmentación, recordando que “una parte importante de los problemas actuales en la prestación de servicios se debe a la pérdida de territorialidad y a la fragmentación entre proveedores”.
En este sentido, han explicado que el nuevo marco de coordinación sociosanitaria busca construir una base común con dos objetivos: garantizar el acceso universal y equitativo a los servicios y asegurar la equidad territorial, adaptando los modelos a las particularidades de cada territorio.
Como hitos fundamentales, han destacado la Estrategia de Desinstitucionalización, en la que la coordinación sociosanitaria constituye una línea de trabajo clave, y la reforma de la Ley de Dependencia, orientada a “aumentar la autonomía, flexibilizar las opciones, reducir la burocracia y conseguir que el sistema se adapte a las personas, y no al revés”.
“El reto es que lo social y lo sanitario caminen juntos con un mismo objetivo: que las personas mantengan su autonomía el mayor tiempo posible y puedan vivir en su entorno y en su hogar”, han concluido.