24 de abril, 2024
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Los disruptores endocrinos (DE) provocan enfermedades relacionadas con el neurodesarrollo y crecimiento, la madurez sexual, la fertilidad, la obesidad, el hipotiroidismo, e incluso, el cáncer en órganos dependientes de las hormonas.

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en el marco del Día Europeo de las Hormonas, incide en la evidencia científica que han adquirido los disruptores endocrinos (DE). “La demostración en diversos estudios europeos de la presencia de DE en sangre y orina de personas de cualquier rango de edad, pone de manifiesto que la exposición humana es mayor de lo que se preveía”, advierte el Dr. Nicolás Olea, coordinador del Grupo de Endocrinología y Medio Ambiente de la SEEN.

Los disruptores endocrinos son sustancias químicas, con una estructura y origen diverso, que cuando entran en contacto con el organismo alteran la información que las hormonas deben transmitir entre un órgano y otro, por ejemplo, entre el ovario y la mama. Las investigaciones se centran en su mayoría en la interferencia de los DE con las hormonas sexuales femeninas (estrógenos), masculinas (andrógenos), tiroideas y el control del metabolismo, aunque pueden afectar a cualquier sistema hormonal.

La SEEN remarca la importancia de la conmemoración del Día Europeo de las Hormonas, sumándose una vez más a la celebración junto con la Sociedad Europea de Endocrinología (ESE) y su Fundación, para concienciar a la sociedad sobre la importante función de las hormonas en el organismo. Por ello, la sociedad científica hace hincapié, en esta ocasión, en la variedad de las fuentes de exposición a los DE, ya que los compuestos químicos identificados forman parte de múltiples procesos, aplicaciones u objetos.

No es de extrañar que, con cerca de 140.000 compuestos químicos de síntesis, se hayan detectado alrededor de 2.000 contaminantes ambientales con capacidad de interferir sobre el control hormonal. En este sentido, el Dr. Olea apunta que, como consecuencia de la disrupción endocrina, existe un aumento de enfermedades relacionadas con el neurodesarrollo y crecimiento, la madurez sexual, la fertilidad, el control del peso y la obesidad, el hipotiroidismo, e incluso, el cáncer en órganos dependientes de las hormonas (mama, testículo, útero, entre otros). 

Las mujeres embarazadas, las más vulnerables

Asimismo, el especialista recuerda la ‘estrecha relación’ entre la exposición de las mujeres embarazadas a los DE y la transferencia a la descendencia: “Pueden estar expuestas a algunos DE persistentes que se acumulan en su organismo (bioacumulación) con anterioridad al embarazo y la lactancia convirtiéndose en transmisoras de esos compuestos a la descendencia”. La susceptibilidad del individuo en desarrollo (embrión, feto, lactante) a la acción hormonal inoportuna o desregulada pone de manifiesto la importancia de la prevención en relación a la exposición materno-infantil a los DE. “La sociedad debe ser consciente de la fragilidad y la vulnerabilidad del proceso, por lo que debe poner todos los medios para preservar la exposición de la mujer fértil”.

La vía digestiva es una de las formas más comunes de incorporación de DE en el organismo.  Estas sustancias químicas se han detectado en la producción de alimentos (pesticidas como DDT o clorpirifós), en su comercialización (envases de plástico con bisfenol-A o ftalatos) y preparación (utensilios antiadherentes de cocina con PFAS). La vía inhalatoria es también una forma de entrada de DE mediante su presencia como contaminantes atmosféricos o en el interior del hogar a través del polvo. En relación a la exposición vía dérmica, los DE se encuentran en cosméticos y productos de cuidado personal que contienen, por ejemplo, parabenos o benzofenonas. 

La importancia de la prevención

El coordinador del Grupo de Endocrinología y Medio Ambiente sostiene que los ciudadanos tienen una capacidad limitada para acceder a toda la información científica disponible, por lo que confían en que la regulación sobre compuestos químicos preserve a la sociedad de exposiciones no convenientes. Sin embargo, alude a la demora de este proceso, ya que cuando se retira un compuesto del mercado en algunas de sus aplicaciones de alto riesgo de exposición han transcurrido muchos años desde que se alertó de las consecuencias. “Es obligación de los sanitarios y, en especial, del médico endocrinólogo, incorporar la información disponible a su práctica clínica para ofrecer recomendaciones sobre la prevención de la exposición y utilizar la información adquirida para investigar la causa y el origen de las enfermedades bajo estudio”, insiste.

Por último, el Dr. Olea destaca también las debilidades de los sistemas de evaluación de la toxicidad de muchos compuestos químicos que contribuyen a la disrupción hormonal como lo evidencia la investigación básica y clínica: “Muchos DE nunca se han evaluado con la atención suficiente y ahora sabemos su capacidad para actuar de forma combinada, lo que se conoce como efecto cóctel”, finaliza.

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