17 de abril, 2024
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El Instituto de Biomecánica (IBV) sugiere transformar los actuales modelos de intervención reactivos por otros centrados en la prevención y el autocuidado.

Entornos domésticos inteligentes capaces de recoger información relevante a través de tecnologías como Internet de la Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), Inteligencia Artificial (IA) o computación en el borde para abordar la salud presente y futura de las personas mayores.

El Instituto de Biomecánica (IBV) sugiere un “cambio de paradigma” en la atención y cuidado del envejecimiento poblacional mediante el desarrollo de tecnologías para la monitorización continua, remota y no intrusiva en contextos cotidianos.

España es el cuarto país europeo con más personas mayores. Actualmente, el 20,1 % de los españoles tiene más de 65 años y se espera que esta proporción aumente en los próximos 20 años. “Buscamos facilitar una intervención anticipada y una prescripción personalizada para favorecer una detección temprana de problemas asociados al envejecimiento”, precisa David Garrido, director de Innovación en Valoración Biomédica de IBV.

Para IBV, el objetivo es transformar los actuales modelos reactivos, que buscan paliar los efectos de la enfermedad, por otros centrados en la prevención, el fomento del autocuidado y el envejecimiento saludable.

“Más allá de la atención sociosanitaria, las tecnologías con las que estamos trabajando en IBV buscan transformar el hogar para que sea el entorno el que cuide de nosotros”, apunta Garrido

Tecnología que anticipa y previene problemas de salud

El Instituto de Biomecánica lleva más de 45 años estudiando, investigando e implementando soluciones científico-tecnológicas con un equipo multidisciplinar y un enfoque transversal, que recorre cada una de las dimensiones de las personas: física, emocional, cognitiva, social y laboral. “Somos el centro de referencia en investigación e innovación dirigida a las personas mayores”, asegura el director de Innovación en Valoración Biomédica de IBV.

El experto de IBV también detalla que si excluimos el historial médico y la genómica, “hay un 60% de la información sobre nuestra salud que sucede mientras vivimos y que queda fuera de las organizaciones sanitarias”.

Por tanto, “nuestro gran reto es conseguir que el contexto del paciente se sistematice y ponga en valor la información relevante para alcanzar una salud más personalizada”, añade. En ese sentido, en el futuro del envejecimiento saludable, “las tecnologías inteligentes cuidan nuestra calidad de vida y nos ayudan a envejecer mejor, apostilla.

Nuevos conceptos tecnológicos de vigilancia y control de riesgos

Por otro lado, IBV propone la definición de nuevos conceptos tecnológicos para la vigilancia y el control de riesgos de personas mayores con alteraciones funcionales físicas y cognitivas. “Cada vez hay más personas mayores que viven solas, lo que queremos es crear espacios cotidianos más seguros e inteligentes que actúen rápido ante situaciones de riesgo”, sugiere David Garrido.

Los trabajos de IBV en el campo de personas mayores tratan de dar respuesta a “necesidades específicas de cada individuo”, con metodologías propias para la identificación temprana de los factores que determinan nuestro envejecimiento. 

Monitorización de salud mental sin contacto

A su vez, desde IBV están en fase de investigación para la generación de nuevas soluciones que puedan valorar la salud mental y la función cognitiva. El objetivo es la “monitorización sin contacto mediante tecnologías como el gemelo digital, algoritmos de IA aplicados a análisis de variables fisiológicas o análisis de voz”, especifica.

En esa línea, “el estudio de las variables fisiológicas como el ritmo cardiaco, respiratorio o la sudoración nos da información que la persona no es capaz de verbalizar”, pormenoriza Garrido. “Pero el reto es cómo capturar esa información sin un parche o un dispositivo físico: Ahí entran las tecnologías sin contacto”, puntualiza.

Además, para el experto, la voz puede ser una nueva variable fisiológica. “Los algoritmos de IA que relacionan la voz, el nivel semántico o la prosodia con el nivel de salud mental nos permiten establecer pautas preventivas o anticipar episodios como depresión u otras patologías mentales”, finaliza David Garrido.

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