18 de noviembre, 2025
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La polimedicación suele estar estrechamente vinculada al envejecimiento, la cronicidad y la complejidad de los tratamientos.

De acuerdo con los datos recogidos en la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP), en 2024, el 35,2 % de la población en España utiliza al menos un medicamento de forma regular. Dentro de este grupo, el 8,4 % está en situación de polimedicación, es decir, toma cinco o más fármacos al día. De ellos, el 7,4 % consume entre cinco y nueve medicamentos, mientras que un 0,9 % presenta un nivel de polimedicación severa; prácticamente, una de cada cien personas consume más de 10 fármacos distintos al día.

Sandra Pérez Santos, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, explica que “cuanto mayor es el número de fármacos que se toman existe un mayor riesgo de interacciones, efectos adversos y fallos en su administración. Además, también conllevan una menor adherencia al tratamiento”.

Uno de los fenómenos unidos a la polimedicación es la llamada cascada terapéutica, que ocurre cuando un evento adverso relacionado con un medicamento lleva a pautar un nuevo posterior para tratar ese efecto adverso.

Esta prescripción en cascada favorece el aumento de los eventos adversos e intensifica las interacciones farmacológicas, que pueden producir efectos nocivos o disminuir la acción de alguno de los fármacos. Además, empeoran la calidad de vida y aumentan los ingresos hospitalarios.

Sandra Pérez Santos y Elena Díaz Crespo, también médica de familia, describen los principales obstáculos que se encuentran al intentar reducir el número de fármacos en pacientes complejos, como “la reticencia del paciente o la familia a suspender fármacos que eran ‘para toda la vida’, el miedo del profesional a un empeoramiento clínico, la falta de tiempo en la consulta y los múltiples prescriptores sin coordinación entre distintas especialidades”.

Asimismo, todavía está muy presente la cultura sanitaria en la que hay que “tratar todo”, en lugar de “tratar mejor” con herramientas no farmacológicas o retirando tratamientos.

Opioides o benzodiacepinas, a examen antes de prescribir

Sandra Pérez detalla que “los fármacos potencialmente inadecuados y prescritos de forma crónica son los antiinflamatorios, los antihipertensivos y aquellos que actúan sobre el sistema nervioso central, tales como opioides, benzodiacepinas, antidepresivos o fármacos antidemencia”. Añade que algunos efectos adversos pueden ser leves, como el estreñimiento, pero también son frecuentes eventos como hipotensión, síncopes o caídas, especialmente en pacientes frágiles.

Otra de las causas de la polimedicación es la falta de revisión periódica del tratamiento, dado que a menudo no se reevalúa si siguen siendo necesarios, ni se comprueba si siguen indicados según la situación del paciente.

Se pierde la visión global del paciente y el seguimiento continuado del mismo, pudiendo producir reacciones adversas perjudiciales. El hecho de que haya múltiples prescriptores también puede contribuir a la prescripción en cascada”, sentencia Pérez.

Aliados frente a la polimedicación

La deprescripción en los pacientes polimedicados es uno de los mayores desafíos actuales, en el que los especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria tienen un papel destacado. Elena Díaz Crespo resalta que: “Son clave por tener una visión longitudinal e integral del paciente. Revisar periódicamente el tratamiento es una herramienta de alto valor clínico, que también puede realizarse con el equipo de enfermería”.

La deprescripción no significa ‘quitar tratamientos’, sino garantizar que los fármacos aporten más beneficios que perjuicios en base a su situación vital”, apunta Díaz Crespo, quien subraya la importancia de conocer la historia de vida del paciente y sus preferencias.

Las herramientas más utilizadas por la comunidad científica para guiar la deprescripción son los criterios STOPP-START, los criterios de Beers, la calculadora de carga anticolinérgica y la calculadora de interacciones.

Además, es fundamental emplear un uso racional de pruebas diagnósticas y aplicar la deprescripción de forma gradual, con monitorización constante para garantizar la seguridad del paciente.

Aprender a deprescribir a través de escenarios clínicos simulados

Hoy viernes 14 de noviembre ha tenido lugar la actividad “Misión deprescripción: perdiendo el miedo al paciente polimedicado en Atención Primaria”, en el congreso anual de la semFYC en Madrid.

La sesión, basada en metodología de gamificación, ha permitido a los asistentes entrenar habilidades de razonamiento farmacoterapéutico, comunicación clínica y manejo de incertidumbre. A partir de un paciente modelo, los participantes han podido reducir la percepción de riesgo asociada a deprescribir y conocer herramientas de manera más dinámica.

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