16 de octubre, 2025
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Más de dos millones de personas mayores de sesenta y cinco años viven solas en España, según datos ofrecidos por Cruz Roja, que las identifica como vulnerables ante la soledad no deseada y el aislamiento. Estos son los principales problemas, advierte la organización humanitaria internacional, de una población longeva, que puede padecer también de falta de autonomía y de la ausencia de un papel social.

Lo que les falta a estos mayores es lo que tratan de aportarle los centros de día, salpicados por la geografía española y activos en ciudades y pueblos. Este recurso sociosanitario de atención y protección del mayor comenzó su andadura a finales de los años setenta y principios de los ochenta, promovido por ayuntamientos, asociaciones vecinales y organizaciones privadas. Más de cuatro décadas después, y tras su reconocimiento oficial como prestación del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), dentro del paraguas de la Ley de Dependencia, atienden a cerca de 95.000 personas.

Desde entonces, los centros de día —3.463 centros según datos del CSIC— han sufrido una profunda modernización,  incorporando nuevos enfoques en el diseño de las terapias diarias y adoptando el manejo de herramientas tecnológicas de nueva generación.

¿Y qué hacen los mayores durante la jornada?  En esas seis u ocho horas que permanecen en el centro, explica Cristina García Casado, directora de la residencia con centro de día Bouco El Escorial  y fisioterapeuta de profesión,  se sigue una rutina “para que los usuarios reciban de manera diaria una estimulación en las áreas más afectadas por el envejecimiento, ya sea en la parte cognitiva, la física, social y/o emocional”. Su centro es una de las casi sesenta residencias Bouco de emeis,en todo el país, muchas de las cuales, como la suya, ofrecen también servicios de centro de día.

Las rutinas de estos centros de día están organizadas por grupos en función de capacidades cognitivas y motoras, teniendo en cuenta que el perfil de los residentes de día corresponde a personas con una pequeña limitación de la movilidad o con un inicio de deterior cognitivo. Siempre eso sí, apunta Kimberly Campos, psicóloga de otro centro de día, Bouco Madrid San Blas, con el objetivo añadido de que disfruten y se diviertan, a lo que su colega Cristina García añade: “Agradecen mucho el tener una rutina diaria, el salir a realizar actividades y poder hablar con otras personas de su edad. Además, realizamos actividades en el exterior del centro y agradecen hacer cosas diferentes que ellos solos no realizarían”.  

Una jornada con los mayores en el centro de día

Así, una jornada cualquiera en un centro de día de mayores Bouco comienza con el desayuno, acompañado de la medicación correspondiente, si es que se precisa. Una vez finalizada esta primera comida del día, se da paso a las actividades destinadas al mantenimiento físico y guiadas por el equipo de fisioterapia. Tras el ejercicio,  entre el que se encuentra la gimnasia grupal, es hora de realizar talleres cognitivos en función de las diferentes capacidades individuales. Se llevan a cabo, por ejemplo, talleres de memoria, de relajación y de emociones. Todo dirigido por terapeutas ocupacionales y psicólogos.

Después de la comida, los usuarios acuden a los salones, donde conversan con otros compañeros y disfrutan de un ratito de descanso, antes de que llegue la animadora para realizar talleres de manualidades y actividades más lúdicas, cuenta Kimberly Campos. Después, la merienda, que el viernes llega con premio especial, chocolate con churros. También hay actividades exteriores: salidas a tomar el aperitivo, club del vermut, rutas campestres accesibles y visitas, algunas culturales, otras de carácter popular.

Videojuegos, pantallas táctiles y realidad virtual para estar conectados con el mundo

Socializar, compartir, hablar y ser escuchado, sentirse cuidado, y también estar conectados con el mundo a través de las nuevas tecnologías, que se han incorporado a los centros no sólo como herramientas para el ocio sino como estímulo físico y cognitivo; desde la consola de videojuegos a la televisión de pantalla táctil, pasando por las gafas de realidad virtual o los proyectores sensoriales.

Un cuidado integral, en definitiva, con efectos positivos en la lucha contra la soledad no deseada, una circunstancia que padecen en España el 20% de los mayores de setenta y cinco años y que afecta, según el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada a más mujeres que a hombres.

Por último, desde los centros de día Bouco, quieren destacar también el papel de estas entidades en el apoyo a los familiares, que pueden cumplir con sus obligaciones diarias, con la tranquilidad de saberlos cuidados y acompañados. Para ellos, precisamente, Bouco ha organizado diversas jornadas de puertas abiertas a lo largo de octubre hasta el día 31. El objetivo es que conozcan las instalaciones y se informen de primera mano de los diferentes servicios y prestaciones.

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