6 de junio, 2023
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Artículo de opinión de Neftalí Muñoz Sánchez-Quintanar, trabajador social en la residencia y centro de día Monteparís Mayores y diplomado en Trabajo Social y Máster en Bienestar Social.

Los trabajadores sociales a lo largo de muchos años han trabajado para dar respuesta a las necesidades, especialmente materiales, de las personas más vulnerables de la sociedad. Pero, en la actualidad, vamos mucho más allá: el Trabajo Social interviene en demandas muy variadas de toda la población, con independencia del nivel económico o de otras consideraciones y, sobre todo, en la atención a las personas mayores.

El trabajo en el campo del envejecimiento es fundamental actuelamnte, ya que el crecimiento de la esperanza de vida de las personas, unida a la dependencia a nivel funcional y cognitivo por la edad o distintas enfermedades, hace imprescindible que trabajemos por mantener una calidad de vida óptima, lo que hace que un trabajador social en una residencia de personas mayores sea fundamental.

Nuestra labor principal es acompañar día a día a las personas, prestando un apoyo que vaya acorde con las necesidades de la persona residente, dejando atrás el paternalismo y empoderando a la persona para que siga tomando decisiones por sí misma o por representación. Debemos tener en cuenta que no podemos ni debemos juzgar a la persona por sus hábitos o por su condición.

El trabajador social en una residencia

En una residencia somos el primer profesional de referencia que tiene la persona residente o su familia, y los acompañamos en todo el proceso: desde la toma de decisión hasta el proceso de acogida.

A la hora de realizar un ingreso, es muy importante tener en cuenta el gran cambio que supone en las vidas, tanto de la persona mayor como de su familia. Hay que estar a su lado durante el proceso.

La intervención social se realiza a nivel individual con la persona mayor, pero también a nivel familiar (en muchas ocasiones es más difícil para la familia el ingreso en una residencia que para la propia persona residente).

En este sentido, es muy importante que la persona mayor y/o la familia visite el centro tantas veces como necesite, con el objetivo de conocer el modelo de atención que se desarrolla en el centro y las herramientas con las que trabajan los profesionales. Sólo así tendrán la seguridad de que han tomado la decisión acertada.

Por el mismo motivo, es imprescindible que la propia persona que ha tomado la decisión de ingresar en una residencia visite varios centros, se informe y documente de cómo se trabaja en el mismo y, finalmente, elija el que mejor encaja con su personalidad y necesidades.

Cada vez se están poniendo en marcha proyectos como Monteparis Mayores, en el que se fomenta que personas totalmente autónomas e independientes con más de 65 años, puedan beneficiarse de un entorno en el que están activos acompañados de profesionales que les ayudan en el día a día.

El día a día de un trabajador social en una residencia

El día a día de un trabajador social en una residencia puede variar. Sin embargo, en general, realizamos las siguientes funciones:

  • Evaluar las necesidades sociales, emocionales y de salud de las personas residentes y diseñar planes de atención individualizados para ayudarles a satisfacer sus necesidades. Actualmente, es muy importante fomentar el modelo de atención centrada en la persona que promueve la dignidad, el respeto y la autonomía de las personas residentes al enfocarse en las necesidades y preferencias individuales.Además, este tipo de atención mejora significativamente la calidad de vida y la satisfacción de las personas residentes y de sus familias, así como la calidad del cuidado que se presta.
  • Coordinar y colaborar con otros miembros del equipo de atención médica y de la residencia para asegurar que las necesidades de los residentes sean atendidas de manera efectiva. El trabajador social necesita estar coordinado con todos los profesionales que trabajan en el centro, que abarcan todas las disciplinas donde todos los profesionales son igual de importantes.
  • Promover el envejecimiento activo. Y lo hacemos fomentando actividades culturales, sociales y de ocio, que obedezcan a los gustos de las personas residentes.Fomentar la participación en  actividades sociales, porque permite a los residentes establecer relaciones interpersonales y sentirse parte de la comunidad a la que pertenecen.
  • Crear consejos de participación de las personas residentes en cuestiones que les afectan en su vida diaria, donde serán parte activa en las decisiones a la hora de confeccionar los menús, valorando las actividades del centro…
  • Proporcionar información y orientación a los residentes y sus familias sobre los servicios y recursos disponibles.En numerosas ocasiones, las personas residentes y sus familiares se encuentran desorientados en lo que respecta a los recursos que ofrece la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y nuestra labor es que la conozcan y puedan realizar los trámites de la forma más sencilla y accesible posible.
  • Documentar y mantener registros precisos y completos de la información relevante sobre los residentes y su atención. Es fundamental mantener un seguimiento de la persona residente, tanto en su periodo de adaptación, como tras él. Para ello, formamos parte importante en la elaboración de su plan de atención individual y de su plan de cuidados también individualizado.
  • Participar en reuniones de equipo, encuentros con residentes y familias, y en otros eventos de la residencia para colaborar en la mejora de la atención y el bienestar de los residentes.Al fin y al cabo, en muchas ocasiones, somos el lazo de unión entre el equipo profesional del centro, la familia y la propia persona residente. La coordinación entre los tres es imprescindible.
  • Trabajo en equipo con otros trabajadores sociales y profesionales de apoyo para desarrollar soluciones creativas y efectivas a los problemas sociales y de salud que se nos presenten.

Mensaje para los jóvenes profesionales

El trabajo social es, sin duda alguna, una profesión vocacional. Y es de vital importancia destacar su relevancia: trabajar con personas y estar a su lado y ayudarles autorrealiza y hace sentir muy útil en esta sociedad tan cambiante.

Además, el trabajo social es una profesión que está dirigida por personas y para personas, donde el componente y la calidad humana no puede verse suplantada por ninguna máquina.

                                                                                                                                                         

Tribuna de opinión publicada en la revista.

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